Porque cuando entendemos el porqué, empezamos a tratarnos con más amor y menos juicio.
Empecemos con la pregunta estrella:
¿Por qué me dan antojos de chocolate, pan o papas antes de mi menstruación?
La respuesta tiene nombre: progesterona y serotonina.
Durante la fase lútea (esos días entre la ovulación y el inicio del sangrado), la progesterona aumenta y luego cae de golpe si no hay embarazo.
Esa caída hormonal afecta directamente la producción de serotonina, el neurotransmisor del bienestar.
¿Y qué crees que ayuda a subir la serotonina?
Exacto: alimentos ricos en triptofano (como el cacao), en carbohidratos complejos y en grasas buenas. Por eso, tu cuerpo te “pide” chocolate, panecitos o algo cremoso.
No es que seas débil. Es tu sistema nervioso tratando de compensar una baja hormonal.
El truco está en darle a tu cuerpo lo que necesita, sin sabotearlo.
Por ejemplo:
- Chocolate real, oscuro (mínimo 85%).
- Pan de masa madre casero o sin gluten.
- Papas al horno con aceite de oliva y sal de mar.
Satisfaces el antojo, regulas la serotonina y no entras en culpa.
Otra gran duda:
¿Por qué me baja tanto la energía en ciertos días, aunque duerma bien?
Otra vez, las fases del ciclo tienen mucho que ver.
Durante la menstruación y los días previos, hay una caída natural de los niveles de estrógenos y progesterona, lo que puede provocar:
- Cansancio.
- Hipersensibilidad.
- Dificultad para concentrarte.
- Ganas de hibernar.
¿La solución? En vez de pelearte con eso, ajústate a tu ciclo.
- Baja el ritmo si puedes.
- Haz ejercicio más suave (como yoga o caminatas).
- Aumenta alimentos ricos en hierro y vitamina C para evitar anemia o agotamiento. Escuchar al cuerpo no es flojera. Es sabiduría hormonal.
Y la clásica:
¿Por qué lloro por todo antes de mi periodo?
No eres tú, son tus estrógenos cayendo en picada.
El estrógeno influye directamente en la regulación de la dopamina y la oxitocina (las hormonas del placer y la conexión).
Cuando bajan los estrógenos, también baja tu umbral de tolerancia. Todo te conmueve, te sobrepasa, o simplemente te dan ganas de llorar en el coche sin razón.
Lo más importante aquí no es evitar sentirte así, sino entender que:
- No eres menos capaz por sentirte vulnerable.
- Tu cuerpo está haciendo un trabajo enorme cada mes.
- Puedes apoyarlo con alimentos que regulen tus neurotransmisores y nutrientes que favorezcan tu sistema nervioso (como magnesio, omega 3, complejo B).
No se trata de controlar las hormonas, sino de entenderlas.
La mayoría de nosotras crecimos sin saber cómo funcionan nuestras hormonas, y eso nos ha hecho vivir peleadas con nuestro cuerpo.
Hoy quiero invitarte a reconciliarte con él.
A que veas cada antojo, cada emoción y cada bajón como un mensaje, no como un problema.
Porque cuando entiendes tu ciclo, puedes adaptar tu alimentación, tu ritmo y tus decisiones para que trabajen contigo, no en tu contra.
Y si este tema te interesa, no te pierdas el próximo blog, porque voy a continuar compartiéndote información de valor como ésta.
Con cariño y más vida,
María Cervantes